jueves, 7 de abril de 2011

Poco castigo

Tras la batalla del Municipal de Lepe del domingo pasado,  el castigo del comité de competición queda en un partido de sanción a Alfaro y Pereira y mientras que al club una multa económica y apercibimiento de cierre de campo. Por parte del Real Murcia, al preparador físico, Morga, se le sanciona con dos encuentros.

Un tanto controvertida la decisión de las autoridades deportivas, entendiendo que la federación debe ser la primera encargada en velar por el juego limpio y el espíritu deportivo, esto se contradice con la resolución tomada. Tanto en el caso de Alfaro y Pereira, son expulsiones por lances del juego donde no hay ánimo de disputar el balón, es decir, agresiones intencionadas. Con esta sanción, queda equiparado ser suspendido por un partido por ver dos tarjetas amarillas con una agresión a un rival. La fama que a priori arrastraba el San Roque como un conjunto de buen fútbol contrasta con el inesperado desarrollo del encuentro.

A pesar de las cámaras de televisión, a pesar que el individuo que lanzó la botella de agua a Carles, a pesar que el colegiado recoge en su acta que a su asistente le lanzan dos trozos de ladrillo, solamente se apercibe de cierre al estadio del conjunto onubense. A veces hay que esperar que ocurra una desgracia en las gradas para que las autoridades reaccionen.

Esta Segunda B es una categoría con campos de fútbol, que no estadios en su mayoría, donde el aficionado esta encima de los linieres y los jugadores locales. Aficionados que, en muchos casos, carecen de la educación o el civismo fruto de otras categorías. Por su parte, para los clubs, el coste de personal de seguridad en inasumible en algunos casos. La otra tarde en Lepe, apenas había media docena de miembros de la Guardia Civil, la responsabilidad de asignación de fuerzas públicas para estos eventos es en este caso de la subdelegación del gobierno de Huelva. En cambio, la seguridad privada es obligación del conjuto local. El domingo pasado esta brilló por su ausencia. En todo el estadio municipal no había ningún vigilante de seguridad titulado y habilitado por el ministerio del Interior, el equipo de "seguridad" consistió en personas sin titulación, equipadas con una camiseta negra y la palabra SEGURIDAD en la espalda. En ningún caso cumpliendo la Ley de Seguridad Privada que es la reguladora del sector. Lo ocurrido en el terreno de juego entra en el ámbito deportivo y en cambio la integridad de los jugadores y espectadores no.

Esperemos que en el futuro se tomen medias, que Lepe y el San Roque, aspirantes a estar en el fútbol profesional, lleguen al siglo XXI y no permitan este tipo de situaciones en la grada. La actuación de unos energúmenos no debe empañar a toda una afición.

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